lunes, 10 de mayo de 2010

El Realismo europeo y español

El Realismo

Como actividad nueva de clase, y en ella vienen los nuevos apuntes para estudiar, esto lo colocamos tan ricamente aqui en el blog todo sobre el realismo.

A mi particularmente me gusta más el Romanticismo, por mucho que la mitad de los escenarios allí plasmados se expresen como bucólcos y exóticos son geniales. Tambien el realismo, aunque no se cresa tiene su gran encanto es una forma mas...como decirlo realista esa es la palabra. Pero como yo no sé mucho del realismo en si os pongo mejor lo bien que lo pinta nuestra amada Wikipedia:

El Realismo literario es una corriente inventada por el escritor y contertulio francés Jules Champfleury (1821-1889), quien por primera vez definió su arte como ‘realista’. El realismo literario se halla inscrito de un movimiento más amplio que afecta también a las artes plásticas, al cine (Neorrealismo), a la fotografía (que surge con él en el siglo XIX), y a la filosofía de la ciencia (Karl Popper y Mario Bunge). Las obras realistas pretenden testimoniar documentalmente la sociedad de la época y los ambientes más cercanos al escritor, en oposición a la estética del Romanticismo, que se complacía en ambientaciones exóticas y personajes poco corrientes y extravagantes. La estética del Realismo, fascinada por los avances de la ciencia, intenta hacer de la literatura un documento que nos pueda servir de testimonio sobre la sociedad de su época, a la manera de la recién nacida fotografía. Por ello describe todo lo cotidiano y típico y prefiere los personajes vulgares y corrientes, de los que toma buena nota a través de cuadernos de observación, a los personajes extravagantes o insólitos típicos del anterior Romanticismo. Esta estética propugna a su vez una ética, una moral fundamentada en la moderación y síntesis de cualquier contradicción, la objetividad y el materialismo.

En cuanto a los procedimientos literarios del Realismo, son característicos el abuso de la descripción detallada y prolija, enumeraciones y sustantivos concretos; el uso del párrafo largo y complejo provisto de abundante subordinación, la reproducción casi magnetofónica del habla popular, tal cual se pronunciaba y sin corrección alguna que pretenda idealizarla, y el uso de un estilo poco caracterizado, un lenguaje "invisible" que exprese personajes, hechos y situaciones objetivamente sin llamar la atención sobre el escritor.

Al igual que el Romanticismo, el Realismo tuvo dos corrientes, una conservadora, que alababa las viejas costumbres populares (José María de Pereda, Juan Valera, Gustave Flaubert) y otra progresista, caracterizada por la denuncia social (Benito Pérez Galdós, Leopoldo Alas «Clarín»).

Características

Los rasgos fundamentales del Realismo son los siguientes:

  • Procura mostrar en las obras una reproducción fiel y exacta de la realidad.
  • Hace un uso minucioso de la descripción, para mostrar perfiles exactos de los temas, personajes, situaciones e incluso lugares; lo cotidiano y no lo exótico es el tema central, exponiendo problemas políticos, humanos y sociales.
  • Rechaza el sentimentalismo, muestra al hombre objetivamente pues da toques de una realidad dura.
  • El lenguaje utilizado en las obras es coloquial y crítico, ya que expresa el habla común y corriente.
  • Así como rechaza lo sentimental, de igual forma lo espiritual, dando como resultados toques individualistas.
  • Las obras muestran una relación mediata entre las personas y su entorno económico y social, del cual son exponente; la historia muestra a los personajes como testimonio de una época, una clase social, un oficio, etc.
  • Temas relacionados con los problemas de la existencia humana.
  • El autor analiza, reproduce y denuncia los males que aquejan a su sociedad.
  • Transmitir ideas de la forma más verídica y objetiva posible.
  • En pocas palabras el realismo pretende reflejar la verdad tal y como es
En definitiva relatar en si lo que es la cruda realidad de nuestros dias.

Como evoluciono el realismo en europa como no su evolución fue mucho más rápida y amplia, cosa que en españa tardaria o no lo haria igual.

Evolución del realismo europeo

El origen del realismo literario europeo hay que buscarlo en la literatura española medieval y la novela picaresca española y, en concreto, en la versión que configuró sobre esa tradición el novelista Miguel de Cervantes. El desmitificador modelo cervantino influyó poderosamente en la literatura europea posterior, pero el descrédito por el que pasó el género narrativo durante el siglo XVIII aplazó su influjo europeo hasta bien entrado el siglo XIX, salvo en el caso de Inglaterra, que en el siglo XVIII comenzó su propio realismo de la mano de Henry Fielding y Tobias Smollett, y del que buena parte de los escritores realistas posteriores son deudores.

La novela realista europea viene a ser la épica de la clase media o burguesa que ha conseguido —a lo largo de sucesivas revoluciones que le han ido confiriendo cada vez mayor poder (1789, 1820, 1830 y 1848)—, instalarse como clase dominante en todos los aspectos de la vida, incluido el cultural y el estético. Los ideales burgueses (materialismo, utilitarismo, búsqueda del éxito económico y social) irán apareciendo en la novela poco a poco, y en su fase final también irán apareciendo algunos de sus problemas internos (el papel de la mujer instruida y sin embargo desocupada; el éxodo del campo a la ciudad y la mutación de valores subsecuente, por ejemplo). Por otra parte, cuando se vayan reiterando y agotando los temas relativos a la burguesía, la descripción realista irá penetrando en otros ámbitos y dejará la mera descripción externa de las conductas para pasar a la descripción interna de las mismas, transformándose en novela psicológica y generando procedimientos narrativos introspectivos como el monólogo interior. Todo ello posibilitó la aparición de movimientos en cierta manera opuestos, como el Espiritualismo, por un lado, visible en la última etapa de narradores realistas como Benito Pérez Galdós, Fiódor Dostoievski y León Tolstói, y el Naturalismo, por otro, que exageraba los contenidos sociales, documentales y científicos del Realismo, aproximándose a la descripción de las clases humildes, marginadas y desfavorecidas. Los autores tratarán de ofrecer personajes y situaciones comunes, lo que convierte a la obra literaria en una fuente de primer orden para el conocimiento del pasado histórico, aun teniendo en cuenta las precauciones que deben tomarse para un uso documental de las fuentes literarias.

En Francia fueron escritores realistas Henri Beyle, "Stendhal", Honoré de Balzac, Prosper Merimée, Gustave Flaubert y Victor Hugo. En el Reino Unido, William Makepeace Thackeray, Charles Dickens y Mary Ann Evans (mejor conocida por su seudónimo, George Eliot); en Rusia, Iván Turguéniev, Leo Tolstói y Fiódor Dostoievski. En Estados Unidos, Mark Twain, Henry James y Theodore Dreiser. En Italia, el movimiento se denominó Verismo y tiene a su más caracterizado representante en Giovanni Verga. En cuanto a la literatura escrita en alemán, es un movimiento de este sesgo el llamado Biedermeier y pueden considerarse realistas los novelistas suizos Albert Bitzius (que utilizaba el seudónimo Jeremías Gotthelf), Gottfried Keller, Conrad Ferdinand Meyer, el austríaco Adalbert Stifter y los alemanes Friedrich Hebbel (dramaturgo), Theodor Storm, Theodor Fontane, Gustav Freytag y Wilhelm Raabe, aunque esta estética todavía continuó renovándose durante el siglo XX a través de la obra literaria de Thomas Mann.

En España el naturismo no se da plenamente. No se admitió .....

Después de esta gran información sobre el realismo ahora toca los autores que resaltaron dentro de ellos:

La novela: principales autores

Juan Valera


Juan Valera y Alcalá-Galiano (Cabra (Córdoba), 18 de octubre de 1824 - Madrid, 18 de abril de 1905) perteneció a una familia aristócrata. Desempeñó misiones diplomáticas en varios países y ocupó importantes cargos políticos. Comenzó su carrera como novelista alrededor de los cincuenta años de edad. En sus últimos años fue víctima de una ceguera progresiva.

Desde sus comienzos, Valera fue reacio tanto al Romanticismo, por sus extremismos, como al Realismo, porque le impedía desarrollar plenamente su fantasía. Solo adoptó una postura realista cuando eligió ambientes reales (como su Andalucía natal) y personajes verosímiles, aunque rechazó los aspectos menos atrayentes de la realidad, tan al gusto de los naturalistas y algunos realistas.

Su importancia se le debe a las novelas; la primera de ellas es Pepita Jiménez (1874), escrita en su mayor parte en forma de carta. En esta obra, se narra la historia de una viuda que se pone de acuerdo con el padre de un seminarista para alejarlo de su falsa vocación. Otras obras importantes son Doña Luz (abordando cuestiones de vocación religiosa) y Juanita la Larga. Esta segunda novela cuenta el idilio de don Paco, un cincuentón, y de la protagonista, que desea redimirse de él por un honrado matrimonio.

Juan Valera fue liberal político y escéptico en cuanto a la religión. Empleó un lenguaje literario sencillo, aunque no vulgar. Al morir, los escritores de la Generación del 98 le guardaron un profundo respeto. Hoy se le considera por gran parte de la crítica como el mejor prosista del siglo XIX, pese a reconocer la superioridad creadora de Galdós.

José María de Pereda



José María de Pereda nació en Polanco (provincia de Santander, actual Cantabria) en 1833. Perteneciente a una familia hidalga, viajó mucho por el extranjero y fue diputado carlista, aunque más tarde se dedicó al cultivo de sus tierras y a la literatura. Contó con la amistad de Galdós, pese su opuesta ideología política. Murió en 1906 en su pueblo natal.

Comenzó su producción literaria como costumbrista: inclinado al realismo con dotes de observación, publicó Escenas montañesas. Más tarde encontraría su fórmula ideal de la novela, al insertar aquel costumbrismo en una visión enamorada del paisaje y de las gentes de la montaña, con sus pasiones y su lenguaje característico. En sus primeras novelas de este tipo (novela idilio), solía enfrentar la paz y la ignorancia de aquella gente rústica con las asechanzas políticas de la vida moderna (Don Gonzalo de la Gonzalera y De tal palo tal astilla). Defendía una tesis que hoy en día aceptarían muy pocos. La novela idilio termina cuando Pereda decidió renunciar a la defensa explícita de tesis alguna. A esta segunda época pertenecen relatos como Sotileza (epopeya de unos pescadores cántabros) y La puchera. La que es considerada su obra maestra es Peñas arriba (1895), cuyo bucolismo descriptivo y el casticismo de su estilo puede parecer hoy en día obsoleto. Pese a ello, José María de Pereda es considerado un gran narrador, dotado de gran capacidad descriptiva y épica.


Pedro Antonio de Alarcón



Pedro Antonio de Alarcón nació en Guadix (Granada) en 1833. Fue uno de los principales responsables de que el realismo se impusiera a la prosa romántica en boga en aquellos momentos. Fue político además de escritor y en su ideología evolucionó desde posturas liberales a más tradicionalistas.

Estuvo en la guerra de Marruecos como voluntario y dejó testimonio escrito sobre su experiencia en Diario de un testigo de la guerra Africana (1859). Durante un tiempo fue escritor de viajes relatando en sus artículos varios de sus viajes. En su tiempo destacó por sus novelas religiosas siendo la más popular de todas ellas El escándalo (1875), en esta novela defendía a los jesuitas lo que fue muy polémico. Su obra más popular, sin embargo, y por la que es recordado, es El sombrero de tres picos publicada en 1874, que inspiraría a Falla su famoso ballet.

Benito Pérez Galdós




Galdós es considerado como el escritor más representativo del movimiento. Nació en Las Palmas de Gran Canaria, en 1843. Estudió leyes en Madrid, donde conoció la vida de la Corte. En París, quedó perplejo ante las novelas de Balzac, quien influiría notablemente en su obra. Se declaraba progresista y anticlerical, lo que no supuso un obstáculo para entablar grandes amistades con Menéndez Pelayo y José María de Pereda, de ideologías opuestas. Aunque se definió republicano, poco a poco su radicalismo fue templándose. Incluso Alfonso XIII y él guardaron una mutua simpatía personal. A partir de 1910 comenzó a perder la vista y quedó arruinado por los elevados gastos de su desarreglada vida íntima. Se le solicitó el Premio Nobel, pero lamentablemente media España, junto a la Real Academia, se opusieron a su galardón; en vano resultó el apoyo por los altos dignatarios eclesiásticos. Falleció, ciego, en 1920.

Los Episodios Nacionales

Dada la prolífica obra de Galdós, se comenzará mencionando los Episodios Nacionales, distribuidos en cinco series, con un total de 46 tomos. Representan un marco amplísimo de la historia española contemporánea, entre la Guerra de la Independencia y la Restauración, con cierta trama imaginativa.

En la primera serie (1873-1875), figuran los episodios Trafalgar, Bailén, Zaragoza y Gerona. En casi todos ellos, el protagonista es Gabriel Araceli, joven que vive en los momentos culminantes de la Guerra de la Independencia. De series posteriores son El equipaje del rey José, Los Cien mil hijos de San Luis, Zumalacárregui (de la Primera Guerra Carlista), Prim o La de los tristes destinos (sobre Isabel II). La última serie trataba de hechos vividos por el propio Galdós, pero quedó inacabada y es más descuidada.

Novelas

En su primera época (1867-1878), Galdós escribía comprometidamente contra la intolerancia y la hipocresía. Sus novelas enfrentan a un joven técnico con el ambiente hostil de una pequeña ciudad; lo hace con una intolerancia parecida a la que condena (Doña Perfecta, Gloria, La familia de León Roch), a este grupo, aunque carente de tesis, pertenece su novela favorita, Marianela, idilio trágico entre un ciego y una muchacha ignorante y fea, que decide huir cuando su amado recobra la vista, temerosa de mostrarle su rostro, y muere cuando él se casa con otra mujer.

Más tarde, entre 1881 y 1915, publicó 24 novelas cuyo conjunto constituye una especie de "comedia humana" de la vida cotidiana de Madrid. Mantenían tesis progresistas, pero menos hirientes. Su interés se centraba en la clase media, contemplada con exactitud y melancolía. Entre este conjunto de novelas destacan La de Bringas; Fortunata y Jacinta, su obra más importante; Miau, dramática visión de la burocracia de la época; Torquemada en la hoguera, estudio de la avaricia; Misericordia, con personajes de bajos fondos.

Obras dramáticas

Pérez Galdós inició muy tarde su carrera de autor dramático. Entre sus obras destacan La loca de la casa, La hija de San Quintín, Electra (cuyo estreno causó conmoción social) y El Abuelo, adaptada cinematográficamente por [José Luis Garci]. El teatro galdosiano se caracteriza por su sinceridad e inconformismo, aunque su lenguaje teatral resulta actualmente anticuado.

Importancia de Galdós

El éxito de los Episodios Nacionales y de muchas de sus novelas y obras dramáticas fue absoluto. Los críticos y los escritores de su época lo consideraron como un genio, aunque su compromiso en lo religioso, en lo social y en lo político le creó grandes adversarios. También los escritores del 98 recibieron sus influencias, aunque se revelaron contra su "chabacanería" (Valle-Inclán, por ejemplo, lo apodó "don Benito el garbancero"), sin percatarse quizá de que lo únicamente chabacano eran las vidas que describía. Actualmente es considerado como uno de los primeros novelistas españoles.

Emilia Pardo Bazán

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Emilia Pardo Bazán nació en La Coruña en 1851. Hija única de los condes de Pardo Bazán, a los diecisiete años se casó y se instaló en Madrid. Fue una mujer con una amplia cultura, realizó numerosos viajes y se creó para ella una cátedra de Literatura en la Universidad de Madrid, ciudad donde falleció en 1921.

Obra

Entre sus estudios sobre la actualidad literaria, destaca La cuestión palpitante, y aunque en él no acepta el materialismo naturalista, defiende una actitud realista y se enfrenta a aquellos que sostienen que el mal solo puede aparecer en la literatura para ser derrotado.

Su estilo fue enérgico y ahonda en problemas y situaciones difíciles. Escribió cientos de cuentos que publicó reunidos, como los Cuentos de Marianela. Pero su producción literaria goza de mayor importancia en novelas como Un viaje de novios, que narra la historia de un matrimonio entre un hombre maduro y una joven inculta y adinerada; o La tribuna, la más naturalista de sus novelas, donde describe la dura vida proletaria en una fábrica de tabaco. También son de suma importancia Los pazos de Ulloa y La madre Naturaleza, con personajes y paisajes gallegos, con un argumento apasionado y, en ocasiones, violento.

Luis Coloma

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Luis Coloma (Jerez de la Frontera, 19 de enero de 1851 - Madrid, 1914), hijo de un médico famoso, a los doce años entró en la Escuela Naval preparatoria de San Fernando (1863), pero más tarde la abandonó y se licenció en Derecho en la Universidad de Sevilla, aunque nunca llegó a ejercer la profesión de abogado. Fue miembro de la Real Academia en 1908 y murió en 1914.

Cultivó palomas en su casa durante su infancia, para poder subsitir, durante los años de pobreza por la guerra tercer mundista.


Leopoldo Alas (Clarín)




Leopoldo Alas nació en Zamora (1852), aunque él siempre se sintió profundamente asturiano. Realizó sus estudios de Derecho en Oviedo, y el doctorado en Madrid, donde perdió la fe. A partir de entonces viviría en permanente lucha espiritual, de la que da testimonio su obra. A los veintitrés años usó en sus escritos el pseudónimo de Clarín. Catedrático de la Universidad de Oviedo (1883), defendió ideas republicanas, pero pronto se abrumó de la política. En el año 1892, una crisis de conciencia le devolvió la fe, aunque no llegó a los extremos de la ortodoxia católica. Murió en Oviedo en 1901.

Obra

Clarín gozó de un gran prestigio como crítico literario. Sus artículos evidencian su gran conocimiento y rectitud de juicio (expresado en muchas ocasiones con hiriente sarcasmo). Sus artículos, que le dieron una temida autoridad en el panorama literario español, fueron recopilados por el autor en volúmenes como Solos de Clarín y Paliques.

También cultivó el cuento y la novela breve; publicó más de setenta obritas de este género. Entre los primeros relatos cortos que compuso, destaca Pipá (1879), que cuenta la tragedia de un pillete ovetense. También merece mención Adiós, Cordera, clásico idilio dramático.

Pero fundamentalmente se reconoce su faceta como novelista, por las dos únicas novelas que escribió: La Regenta y Su único hijo. La primera de ellas (1885) es la más importante. Con claras influencias de Madame Bovary de Flaubert, presenta física y moralmente a Vetusta (nombre metafórico de Oviedo) como prototipo de una ciudad española, dormida en el tradicionalismo. Utilizó Alas una técnica naturalista; pero no pintó ambientes sórdidos como Zola (cuya acción transcurre en medios burgueses), sino que el pesimismo aparece con rasgos evidentes de ternura e ironía. En La Regenta salen a debatir las conciencias (en especial la de su protagonista Ana Ozores, de carácter similar al de Emma Bovary), en su lucha con su deber y con el ambiente, dando una imagen a la ciudad que muchos consideraron injuriosa. La novela fue condenada rápidamente por la Iglesia, aunque con el paso del tiempo Clarín y el obispo entablaron una franca amistad. Hoy se considera a La Regenta como la novela cumbre del Realismo español, junto a Fortunata y Jacinta de Galdós.


Armando Palacio Valdés

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Armando Palacio Valdés (Entralgo, Asturias, 1853 - Madrid, 1938) se educó en Avilés y terminó el bachillerato en Oviedo; siguió la carrera de Leyes en Madrid. Dirigió la Revista Europea, donde publicó artículos que luego reunió en Semblanzas literarias (1871). A la muerte de José María de Pereda en 1905, asumió su cargo en la Real Academia de la Lengua.

Gran amigo de Clarín, escribió varias novelas importantes, como Marta y María, en la que las dos hermanas bíblicas son trasladadas a un ambiente contemporáneo, que combate el falso misticismo. La más popular de sus obras es La hermana de San Sulpicio, donde narra las aventuras que anteceden al matrimonio de un médico gallego y de la protagonista, una monja sin vocación que no renueva sus votos. También cabe destacar La aldea perdida, historia dramática de un pueblo degradado por la explotación minera.

Vicente Blasco Ibáñez



Vicente Blasco Ibáñez nació en Valencia en 1867. Mantuvo ideas republicanas radicales por las que sufrió arrestos y destierros. Fue diputado en siete legislaturas. En el año 1909 partió a Argentina en busca de fortuna, pero su intento fracasó. Defendió a los aliados durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918); con ese fondo escribió Los cuatro jinetes del Apocalipsis, novela de gran éxito mundial. Siguió una vida de millonario cosmopolita y muchos de sus relatos fueron adaptados al cine en Hollywood. Falleció en 1928 en Menton, en la Costa Azul. Sus restos fueron trasladados a Valencia en 1933, donde fueron recibidos triunfalmente.

Blasco produjo una enorme obra novelesca; en ella destacan las obras ambientadas en Valencia o en su provincia, tan intensamente amada por el escritor (Arroz y tartana, La barraca, Entre naranjos, Cañas y barro). Reflejó sus ideas políticas, sociales y antirreligiosas en La catedral o en La bodega, aunque como se ha comentado anteriormente, su fama se debe en gran parte a Los cuatro jinetes del Apocalipsis, que trata sobre dramas familiares durante la Gran Guerra.

Sin embargo, el Blasco Ibáñez mejor tratado por la crítica es el de inspiración valenciana. En ocasiones se le ha considerado como el Zola español porque comparte con el novelista francés una actitud subversiva, predilección por los ambientes sórdidos, preocupación por la herencia biológica, etc. Escribe intensamente y su estilo puede ser calificado de basto, pese a que no carece de imágenes de pureza plástica. Por su edad, pudo haber pertenecido a la Generación del 98, pero su espíritu mundano difiere de la ascética y la cultura de estos escritores.

La poesía


Cierto es que hacia la segunda mitad del siglo XIX la novela evolucionó rápidamente hacia el Realismo, pero esto no ocurrió con la lírica y en el teatro, cuya transformación fue menos violenta y aún continuaron impregnados de romanticismo hasta final de siglo.

Este romanticismo postrero es más aparente que real; en ocasiones carece de fondo y sin la exaltación lírica a la que se entregaba el romanticista de pro. Esto es debido a la sociedad, pues era el momento de la burguesía que consolidaría la Restauración de 1875. Dicha sociedad, que estaba sentando las bases del capitalismo y dando los primeros pasos de industrialización del país, no dejó cabida para las personas que admiraban el arte de forma desinteresada.

Ramón de Campoamor


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Ramón de Campoamor nació en Navia (Asturias) en 1817, y murió en 1901. Perteneció al Partido Moderado, además de ser empleado de Hacienda, gobernador y diputado. Escribió tratados sobre temas filosóficos (Lo absoluto), obras dramáticas, poemas de pretensiones épicas y filosóficas (Colón, El drama universal y El licenciado Torralba).

Su creación más personal, sin embargo, son sus pequeños poemas, como Humoradas, Doloras y Pequeños poemas. Con ellos pretendió romper con el Romanticismo, creando una poesía acorde con el momento, prosaica, sencilla, escéptica y en algunos casos irónica, con una moraleja que suele ser trivial. Hoy puede ser considerada por los estudiosos ramplona y banal. En cualquier caso, Campoamor explicó sus ideas innovadoras en Poética, en la que dice:

La poesía es la representación rítmica de un pensamiento por medio de una imagen, y expresado en un lenguaje que no se puede decir en prosa ni con más naturalidad ni con menos palabras... Sólo el ritmo debe separar al lenguaje del verso del propio de la prosa... Siéndome antipático el arte por el arte y el dialecto especial del clasicismo, ha sido mi constante empeño el de llegar al arte por la idea y el de expresar ésta en el lenguaje común, revolucionando el fondo y la forma de la poesía.

Gaspar Núñez de Arce


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Gaspar Núñez de Arce (1834-1903), nació en Valladolid. Fue gobernador de Barcelona, diputado y Ministro de Ultramar.

Escribió dramas, como El haz de leña, que trata sobre del tema del príncipe don Carlos, hijo de Felipe II, un tema ya tratado por Schiller; aunque su obra mejor valorada está constituida por sus poesías y sus poemas extensos.

Núñez de Arce cuidaba la expresión, pero sus poemas están cargados de artificiosidad política (como en Gritos del combate, en los que pretendía conseguir una poesía civil y patriótica); en exaltados discursos de corte filosófico (La duda). Se le suele achacar el abuso de una retórica demasiado fácil. También escribió cuentos o leyendas versificadas, como Un idilio, La pesca y El vértigo.


El teatro

El teatro realista español describe un arco desde las posturas más conservadoras y acríticas a las más progresistas y ácidas: desde la alta comedia de Adelardo López de Ayala y Ventura de la Vega, al teatro éticamente inquieto de Benito Pérez Galdós y la acerada crítica de Enrique Gaspar (1842-1902), dramaturgo de minorías. Junto a estos autores, se reanudó el interés por el costumbrismo que reflejó el público burgués más conservador a través de géneros como la zarzuela o género chico, el sainete o el teatro por horas. Se trataba de un teatro fundamentalmente de evasión, que procuraba no plantear problemas de conciencia al burgués. Junto a ello, se intentaba revitalizar los anticuados valores conservadores de la honra con las iniciativas para hacer revivir el drama histórico romántico por parte de Manuel Tamayo y Baus o por parte del neorromanticismo del matemático José Echegaray.

José Echegaray

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osé Echegaray (1832-1916) nació en Madrid y ocupó altos cargos políticos. Fue ingeniero de Caminos, de cuya escuela fue director. Alternó el estudio de las matemáticas y de los problemas científicos (sobre los que publicó dos libros: Ciencia popular y Vulgarización científica) con la poesía dramática, que según Lázaro Carreter «le da una cierta sequedad sistemática que muestra más el esfuerzo que el instinto poético». En 1904 se le concedió, junto a Frédéric Mistral, el Premio Nobel.

Echegaray trató de combinar dos elementos incompatibles: un romanticismo exagerado con el positivismo y realismo latente en su tiempo. Como resultado se da un teatro de costumbre contemporáneas, a base de procedimientos románticos, en los que según la crítica abusa de las situaciones trágicas y patéticas, y se caracteriza por que en cada una de sus obras plantea un caso de conciencia, un problema ideológico o, como se titula una de sus obras, un Conflicto entre los deberes. Entre sus obras más destacadas se encuentran El loco Dios, Mancha que limpia, El gran Galeoto, O locura o santidad.


Manuel Tamayo y Baus

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Manuel Tamayo y Baus (1829-1898) nació en Madrid. Fue hijo de actores y se casó con la hija del famoso actor Isidoro Máiquez. Estuvo en permanente contacto con el teatro y abarcó en sus obras gran variedad de temas. Escribió tragedias clásicas (Virginia), dramas románticos (Locura de amor, sobre Juana la Loca), teatro costumbrista (La bola de nieve y Lo positivo) y el teatro de tesis (Lances de honor y Los hombres de bien). Su obra más importante es Un drama nuevo, en la que presenta a la compañía teatral de Shakespeare, que ha de representar un drama en el que el actor Walton descubre que Alicia, su mujer, que desempeña este papel en la obra, le es infiel. Pero lo que ocurre ficticiamente en la ficción, también ocurre en la realidad: Alicia ama a Edmundo y, al representarse la obra, Walton mata a su esposa en escena para limpiar su honor. Finalmente Shakespeare explica al público lo ocurrido.

La crítica: Menéndez Pelayo




Menéndez Pelayo fue quizá la figura cumbre de la cultura española en el siglo XIX, maestro del pensamiento, la historia y la crítica contemporánea. Nació en Santander en 1856 y estudió en varios países. A los veintidós años obtuvo una cátedra en la Universidad de Madrid. A los veinticinco fue nombrado miembro de la Real Academia Española y, poco más tarde, de la de Historia. También dirigió la Biblioteca Nacional. Al morir en 1912 dejó a Santander como legado su valiosa biblioteca personal.

La obra de Menéndez Pelayo es muy extensa y cuenta con una gran capacidad de síntesis. En sus libros se puede apreciar su amor a España y un encendido catolicismo. Pretendió reconstruir todo el pasado histórico español, con una finalidad revalorizadora que en varias ocasiones le arrastró a fuertes polémicas (por ejemplo, la originada por su libro La ciencia española). Para muchos críticos ha trazado las líneas fundamentales del pensamiento español en obras como Historia de los heterodoxos españoles y la Historia de las ideas estéticas en España. En cuanto a la historia literaria, construyó obras como Orígenes de la novela, Antología de poetas líricos (detenida a finales de la Edad Media), los prólogos a las Obras de Lope de Vega, entre otras.

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